Terapia miofuncional para el tratamiento la apnea del sueño y el ronquido
La terapia miofuncional es un tratamiento para el SAOS-ronquido cada vez más validado por estudios médicos y la experiencia clínica. Tiene todo el sentido del mundo, puesto que en la génesis de estos problemas se encuentran factores que la terapia miofuncional puede tratar sin morbilidad.
Consecuencias de la apnea del sueño en niños y en adultos
Puede resultar obvio decirlo, pero el oxígeno es muy necesario para nuestro organismo. La falta de oxígeno en el cerebro altera el sueño, y crea problemas cognitivos, falta de atención y asocia un retraso en el crecimiento porque es durante el sueño cuando se produce la secreción de la hormona del crecimiento (somatotropina o GH, del inglés growth homone)
La apnea del sueño en adultos se relaciona con riesgo cardiovascular, cansancio diurno excesivo, dolor de cabeza, apretamiento dental – bruxismo, estrés, disfunción sexual, cáncer, y un largo etcétera.
¿Cuándo sospechar problemas respiratorios en niños?
Cuanto más pequeño es el niño más complicado es pensar que podría estar sufriendo problemas respiratorios durante el sueño (salvo que, obviamente, se trate de un proceso agudo y grave, observemos verdaderos episodios de asfixia y el niño empiece a ponerse cianótico).
En bebés deberíamos estar alertas ante problemas con la lactancia, ya sea en forma de rechazo a las tomas o dolor en los pezones de la mamá. Esto no quiere decir que todos los bebés que tienen esto sufran un trastorno respiratorio, sólo queremos decir que hay que tenerlo presente.
Los niños algo mayores pueden, en muchas ocasiones, compensar mediante la postura que adquieren durante el sueño los problemas obstructivos: no es raro observarlos tumbados en posiciones extrañas, con la cabeza muy extendida y la boca abierta. Todas estas compensaciones, necesarias para que el niño respire, terminarán perjudicando el desarrollo de su cara. Y, a pesar de todo, muchos de estos niños mostrarán un cierto grado de alteraciones en el comportamiento. Muchos son diagnosticados, erróneamente, de hiperactividad (TDAH).
¿Cómo ayuda la terapia miofuncional en el tratamiento de los trastornos respiratorios del sueño?
La terapia miofuncional orofacial, como especialidad de la logopedia, es eficaz para el tratamiento del ronquido y de la apnea del sueño de grado leve y moderado y puede participar en el tratamiento de los casos graves.
Debemos en primer lugar comprender que la falta de tono muscular, la debilidad y flacidez de los tejidos musculares de la vía aérea superior, es uno de los principales factores en la fisiopatogenia del SAOS del adulto.
Por otro lado, en niños, los episodios de apnea/hipopnea/ronquido se relacionan en muchas ocasiones con patrones de respiración oral.
En ambos grupos de edad también encontramos relación entre los trastornos respiratorios del sueño y la presencia de una lengua baja por un frenillo lingual, así como otras alteraciones anatómicas.
Tanto en niños como en adultos, por lo tanto, la logopedia miofuncional debería formar parte del plan de tratamiento desde el momento del diagnóstico (incluyendo la evaluación clínica, en consulta, del tono muscular y en la detección de rasgos clínicos de debilidad muscular y sus consecuencias). Al fin y al cabo, cuatro ojos ven más que dos, y seis ven más que cuatro.
Tratamiento en adultos
El estudio de adultos con ronquido o apnea que previamente no lo sufrían que no tienen otros factores predisponentes nos muestra una falta de tono muscular en la vía aérea superior. Esta falta de tono hace que la lengua caiga para atrás y que la faringe disminuya su diámetro. Todo esto produce un aumento de la resistencia de la vía aérea (que suele manifestarse como ronquido o respiración fuerte), y puede incluso llegar a obstruirse por completo (y sería aquí cuando hablaríamos de apnea).
La mejoría en la apnea del sueño que observamos con el tratamiento con terapia miofuncional, así como otros estudios que muestran dicha mejoría mediante el entrenamiento respiratorio con instrumentos de viento o el canto, respaldan estas afirmaciones.
Es evidente que puede haber más factores predisponentes que el paciente adulto haya arrastrado desde su infancia y que sea necesario tratar, por ejemplo una obstrucción nasal, un maxilar estrecho (paladar ojival) o retruido o una mandíbula en clase II (mandíbula de pequeño tamaño).
Tradicionalmente se restringe el tratamiento con terapia miofuncional a cuadros leves o moderados (aquellos con menos de 30 de IAH), pero no hemos de ser dogmáticos. Pocas veces todo es blanco o todo negro, y menos en una patología en la que hay un espectro. Nos encontramos, por lo tanto, ante muchos tonos de gris.
Además hemos de tener en cuenta que el cumplimiento de otros tratamientos como la CPAP no es muy elevado. ¿Rechazaremos ofrecer la terapia miofuncional como tratamiento para un paciente con apnea grave que no logra mantener la máscara de la CPAP? ¿por qué aceptamos al que tiene 28 de IAH y debemos rechazar al que tiene 32 o 35? ¿y el que tiene 80 y no logra adherencia a otros tratamientos? ¿no mejorará su sintomatología y calidad de vida y logra deducir su IAH a 40?
Además, en combinación con otras terapias realizadas por especialistas médicos, dentales o fisioterapeutas, podemos tratar estos cuadros más graves y mejorar la sintomatología y la calidad de vida.
Tratamiento en niños
Tradicionalmente hemos asociado la a la imagen del adulto varón, obeso, que utiliza para paliar una máquina llamada CPAP. Sin embargo, también esta patología es muy común en niños, y por suerte cada vez se realiza un diagnóstico más precoz, lo que nos permite hacer un tratamiento precoz, más eficaz.
El terapeuta miofuncional no trata la apnea como tal en niños aumentando el tono muscular, sino que participa en la corrección de malos hábitos predisponentes (como la respiración oral y sus secuelas funcionales)
Prevención de en niños (y, por lo tanto, adultos)
Como extensión de este papel en diagnóstico precoz podemos hablar del papel preventivo e interceptivo del logopeda cuando ve niños, independientemente del motivo de consulta. Todo logopeda (generalista o especializado) debe contar, como mínimo, con los conocimientos suficientes para sospechar la presencia de problemas estructurales y poder diagnosticar correctamente un patrón de respiración oral y una lengua baja, a su vez posiblemente causada por un frenillo lingual, y sospechar a vegetaciones o amígdalas hipertróficas, así como poder trabajar en equipo con odontopediatras y otorrinolaringólogos.
Además, no olvidemos que hacer prevención en niños es hacer prevención en adultos, ya que las alteraciones que se producen durante la infancia permanecerán y serán factores predisponentes también en la edad adulta toda la vida (como es lógico razonar)
La apnea del sueño y la respiración oral en los niños están muy relacionadas
El ronquido es un problema relativamente común en niños y que, desgraciadamente, no llama mucho la atención y no preocupa a los padres ni a los pediatras. Suelen pensar que “ya se le pasará” y, en efecto, muchas veces se irá resolviendo poco a poco, pero todo esto ocurrirá a costa de compensaciones en la postura y en el desarrollo de la cara (aparición de paladar estrecho, mordida cruzada, etc)
La identificación precoz y el tratamiento temprano y eficaz son importantes porque puede evitarse el desarrollo de problemas de salud graves y alteraciones en el desarrollo de los maxilares. La postura de boca abierta siempre es una señal a tener en alerta traduciéndose en un problema de salud.
Las alteraciones del sueño en niños se relacionan con con las dificultades en el aprendizaje, alteraciones de la atención y problemas de comportamiento como el TDAH. Las alteraciones en el crecimiento pueden estar asociadas a las alteraciones respiratorias del sueño. El ronquido es considerado un síntoma de las alteraciones del sueño y es importante estar en alerta ante ello.
La calidad del sueño es fundamental durante el crecimiento y los niños son muy susceptibles a dormir menos que los adultos.
Dada la fuerte conexión entre la respiración oral y la apnea del sueño se recomienda a los padres que estén pendientes del sueño de sus hijos y de la forma como respiran durante el sueño.
El primer paso a realizar por los padres empieza por observar a sus hijos mientras estén totalmente relajados, jugando o viendo la tele, fijándose en como respiran y si la boca permanece cerrada.
Una ligera apertura de los labios puede ser señal de posibles problemas en el patrón respiratorio y puede ser necesaria la ayuda y valoración de un terapeuta miofuncional u odontólogo o médico especialista en las alteraciones respiratorias.
Es igualmente importante observar a los niños durante el sueño, verificando la postura de boca abierta y averiguando la existencia de ronquido o respiración fuerte al dormir. Conviene fijarse en si duermen de lado y con la cabeza extendida. Esta, junto a un ligero ronquido, ya es un signo de alarma.
También es importante observar los síntomas producidos a lo largo del día como el cansancio extremo o por otro lado el estado de inquietud constante.
Estos síntomas pueden indicar la existencia de un problema en las vías aéreas respiratorias y deben de ser evaluados y estudiados.
La respiración oral se encuentra fuertemente relacionada con el cambio de patrón muscular lingual y condición orofacial.
Con la boca abierta, la lengua desciende y se rompe el equilibrio orofacial, teniendo consecuencias en la posición de los maxilares, en la condición muscular y adaptaciones en las funciones orales.
Durante el desarrollo del niño es imprescindible mantener el correcto patrón de respiración nasal, la lengua posicionada en el paladar y los labios cerrados (sin forzar, debe ser un cierre espontáneo). Esta postura da soporte a la cara y permite el desarrollo armónico de la cara.
Cuando se rompe este equilibrio mediante la respiración oral se produce un estrechamiento de las estructuras maxilares y de la vía aérea superior. Este se relaciona directamente con la disminución de la ventilación y un aumento de la resistencia en el paso de aire y, por lo tanto, paso de oxígeno al cerebro.